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El fin de un viaje y el comienzo de otro.

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El fin de un viaje y el comienzo de otro. Empty El fin de un viaje y el comienzo de otro.

Mensaje por John Brown 23/10/15, 06:28 pm

John llevaba 7 años bajo el mando del Capitan Gibson, en esos años estuvieron incontables veces en Enie, pero esta seria la primera vez sin la tripulación. John había decidido que era hora de dejarlos, de seguir su propio camino, era hora de crecer. Una vez tocado puerto paso unos dias junto a sus compañeros para despedirse de ellos hasta que volvieron a zarpar. viendo el barco marcharse por el horizonte el joven John Brown se sintió por primera vez desde que tenia 14 años solo.

Con algunas monedas en su bolsa era hora de ir a la posada y conseguir un lugar para pasar la noche, algo que comer y lo mas importante algo que beber, ya al dia siguiente se preocuparía por buscar un nuevo empleo. Camino por las calles atestadas de hombres de mar y mujeres de compania, la noche comenzaba y con ella los problemas típicos, peleas, robos, asesinatos etc. La primera vez que John estuvo en Enie lo impresiono demasiado, el contraste que tenia con la sociedad que el conocía pero a la larga se fue curtiendo, convirtiéndose de a poco en uno mas, muchos conocían a John y aun mas la forma de sus nudillos.

El joven vestido con unas botas negras de cuero, unos pantalones marrones y una camiseta blanca, sobre todo eso su chaqueta verde entro en la posada que solían frecuentar con con sus antiguos compañeros y se dirigió hacia el tabernero diciéndole:

-Necesito una habitación para esta noche, comida y algo de beber por favor
-Sabes que el barco en el que vienes se ha marchado verdad muchacho? Le contesto el hombre gordo que estaba detrás de la barra mirándolo suspicazmente
-Si lo se, no me iré con el Capitán esta vez, pero este no es asunto tuyo tabernero!, comida y algo para beber ya! respondio John subiendo el tono a lo que el tabernero se puso a trabajar sirviendole una jarra de ron

Brown se disponía a beber cuando escucho:
-Ya no estas con tu gente Johny no deberías levantar el tono de esa manera
-Hago lo que se me da la gana, y si no te gusta me lo dices y lo arreglamos contesto Brown dándose vuelta y poniendo su mano libre en el mango de uno de sus sables
El sujeto en cuestión, era un tipo de mediana edad, vestido con una camiseta a rayas y unas bermudas grises, tenia alguna que otra marca en la cara de algunas de sus tantas peleas, miro de arriba a bajo a john y le  respondió el sujeto sacando una daga algo oxidada
-Tu no me amenazaras bastardo, no eres mas que un pequeñajo que se cree un gran pirata, te daré una lección que no te olvidaras
Todo sucedió muy rápido John golpeo al tipo con la jarra en medio de su rostro tirándolo al suelo, saco su sable con la otra mano y apunto al tipo en el pecho.
-Es de mala educación molestar a una persona mientras bebe
Al terminar la frase se tomo el contenido de su jarra de un solo trago
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El fin de un viaje y el comienzo de otro. Empty Re: El fin de un viaje y el comienzo de otro.

Mensaje por Florangél 08/11/15, 08:59 pm

Florangél caminaba por las callejuelas de Nehmen todavía bajo los efectos de su reciente discusión con Sophitia. Quería con toda su alma a la pirata y no le gustaba pelearse con ella, pero el empeño de  ésta  por protegerla y mantenerla lejos de los peligros de la ciudad, la irritaba cada vez con mayor frecuencia.

¿Por qué Sophi no quería entender que ella no era una niñita a la que tuvieran que mantener entre algodones, sino una mujer hecha y derecha, capaz de cuidarse por sí misma? ¿Por qué no entendía que se aburría en la isla pirata y que necesitaba ruido y movimiento y hacer cosas por sí misma y no depender de que  su hermana la cuidara y la entretuviera?

- Como si fuera un bebé –mascullaba para sus adentros – pero yo no soy un bebé, soy una mujer grande, ya tengo 18 años…

Como acostumbraba   hacer cuando emprendía esos paseos, la nacossedina no se había tomado la molestia de hacerse visible para los demás - ¿para qué?, solía ser más divertido observar sin ser observada- y algunas miradas sorprendidas cosechó a su paso, entre quienes alcanzaron a escuchar ese monólogo que parecía salir de la nada.

La muchacha había salido sin rumbo fijo de la casa en la playa que compartía con Sophi  y sin rumbo anduvo durante largo rato, hasta que el hambre y la sed empezaron a acuciarla. No quería volver a casa aún, así que  decidió entrar a alguna de aquellas tabernas que eran una suerte de territorio prohibido cuando andaba sola – su hermana se hubiera más que preocupado de haber conocido sus intenciones – para conseguir algo de comida y bebida.

Sin tener razones para preferir una sobre las otras, Flor dejó que el azar decidiera por ella el lugar al que entraría. Y el azar puso en su camino a un muchacho de chaqueta verde, su color preferido, que entró con pie seguro a una taberna cercana.

Mientras se aclimataba un poco al ambiente y pensaba en qué pedir para comer y beber, Florangél, todavía mimetizada, tuvo ocasión de presenciar la disputa entre el muchacho de la chaqueta verde y uno de los parroquianos. Sumamente interesada en ver como terminaría todo, ¿sería capaz de reaccionar el hombre tan certeramente derribado?, la chica se acercó para tomar una mejor ubicación, tan despreocupadamente que chocó con un tipo que intentaba tomarse un trago, botándole la jarra que en ese momento se llevaba a los labios.
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El fin de un viaje y el comienzo de otro. Empty Re: El fin de un viaje y el comienzo de otro.

Mensaje por John Brown 23/03/16, 12:59 am

Todo sucedió muy rápido, un sujeto volcó su bebida, según John a causa de estar ya muy ebrio, este le echo la culpa al de al lado y este otro agraviado por la mentira y alentado por el alcohol golpeo al primero, así comenzo la típica reyerta de taberna, todos tomaron posiciones y empezaron a pelearse, John recordó su primer reyerta en Enie, había recibido unos cuantos golpes bien merecidos pero también había repartido los suyos, ahora solo se limitaba a esquivarlos.

El joven se acerco al tabernero, el cual había sacado un pesado palo de debajo del mostrador y andaba repartiendo golpes a los clientes para ver si eso lograba calmar un poco las aguas, y le dijo -Cuando todo esto termine llévame la cena a la habitación, estaré en la misma que anoche- Luego se dispuso a subir la escalera y dirigirse a la habitación.

En medio de la escalera uno de los marineros ebrios se le coloco en frente, John se limito a tomarlo con una mano en el cinturón y otra en el hombro y lanzarlo por la barandilla como si fuera un costal. una vez en el balcón de arriba las mujerzuelas miraban el espectáculo de abajo divertidas. Siempre era divertido ver las peleas de borrachos, una desvió la mirada y se dirigió al joven pirata -Hey precioso quieres compañía esta noche?-  a lo que John Brown contesto  - A menos que me regales la compañía no podre permitirme tu presencia en mi cuarto jana- el joven la conocía bien, muy bien se podría decir, pero estaba prácticamente sin capital mas que para pasar unos días, no podía darse lujos. - Siempre tan formal John Brown, un caballero hablándole como una dama a una furcia - contesto la otra con un tono reprobatorio y a su vez divertido.

El pirata entro en la habitación y se dejo caer en la única silla que había, se quito la chaqueta y prendió la vela que había en la mesa, la habitación no era nada del otro mundo, una cama, una silla y una mesa todo al parecer hecho de la misma madera, había una ventana que daba a la bulliciosa calle por la cual entraba la luz de las antorchas que había en el exterior, John miro hacia el techo y pensó, tenia toda una vida por delante pero no veía mas allá del día siguiente, que le depararía el destino? esa pregunta era algo que no podía responderse a si mismo.
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El fin de un viaje y el comienzo de otro. Empty Re: El fin de un viaje y el comienzo de otro.

Mensaje por Florangél 04/02/18, 03:16 pm

Flor no llegó a ver la reacción del tipo derribado porque, de la nada, se armó una reyerta en la taberna. No era la primera vez que la muchacha se veía mezclada en alguna y, justo, es decir, había participado con bastante entusiasmo y, aunque en aquella ocasión no tenía mayores deseos de camorra, no pudo liberarse de recibir algunos mamporros que ni siquiera estaban destinados a ella – es lo que tiene de malo que no la vean a una – y de dar algunos de vuelta, después de todo tenía que defenderse.

La noacossedina no lo estaba pasando mal, mientras era llevada de un punto a otro de la sala por el movimiento de la pelea; los golpes recibidos no eran ni tantos ni tan dolorosos, y cada vez que pegaba uno sentía que su irritación disminuía ¡y eso que ni siquiera había usado una silla! La verdad es que la chica se hubiera divertido bastante con todo eso si el dueño de la taberna no hubiera decidido terminar con la batahola a golpes de palos.

No es seguro que, de ver a una mujer en medio del alboroto, el tabernero hubiera evitado golpearla – repartía palos a diestra y siniestra, de manera totalmente imparcial -  pero el punto es que él no podía ver a Flor. Y, para su desgracia, ella tampoco podía verlo a él; y es que, aunque gozaba de excelente vista, no tenía ojos en la espalda. No pudo ver como el tabernero descargaba su palo con todas sus fuerzas sobre un pirata que estaba tras ella el que, con suerte de borracho, lograba esquivarlo en el preciso instante en que Flor era empujada hacia atrás. Y el golpe que iba destinado a la crisma del pirata, aterrizó en la mollera de Florángel, quien cayó desplomada.

La muchacha no llegó a saber cuanto tiempo pasó tendida en el piso, recibiendo pisotones de piratas que en medio de su borrachera ni siquiera se sorprendían de pisar algo blando cuando creían apoyar el pie en el suelo, pero eventualmente recobró la conciencia lo suficiente como para querer remediar la situación. En otras ella circunstancias se hubiera transformado en un ave y hubiera salido volando de ahí – pero había agotado todas sus posibilidades de transformación ese día – o hubiera conjurado un escudo que la protegiera - pero le faltaban energías para eso -  así que no tuvo más alternativa que emprender una bamboleante marcha hacía la escalera y subirlas casi a rastras, ya que las piernas apenas le respondían.

Agotada, mareada y confusa, con un intenso dolor de cabeza y dolores un poco menores por todo el cuerpo, Florángel se desplomó contra una puerta gimiendo de dolor, todavía invisible, pero de ninguna manera inaudible.
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