Anaïs

Nombre: Anaïs
Raza: Semi-Elfa
Edad: 77 años (humanos) pero aparenta unos 21
Profesión: Paladín de la Orden de la Dama.

Descripción Física:
Anaïs es una mujer alta de casi 1,78,(en parte gracias a la herencia de su madre) con piel blanca, cabello muy largo de color negro y unos llamativos ojos azules para terminar el contraste. Su cuerpo bien formado se ve acostumbrado al ejercicio y sus torneadas piernas y brazos aunque delgados se ven capaces de aguantar cualquier clase de “castigo” que se encuentre en el camino. Sus movimientos llenos de una gracia y elegancia que podría verse en cualquiera de las nobles que regularmente recorren la Plataforma en su caso se ven estilizados de tal forma que se parece a una pantera acechando a su presa sin que esta esté al tanto de lo que le espera.
Casi siempre se encuentra vestida con una larga gabardina con cuello alto que la cubre por completo, aunque entallándose en diferentes lugares que dejan ver un cuerpo femenino de los más altos estándares, llevando en la cintura una espada (la misma que le fue entregada por uno de los Bastiones al hacer su juramento a la Orden).
En batalla como es propio de su lado élfico (y de los conocimientos que su padre pudo transmitirle) se mueve con agilidad y destreza, teniendo las ventajas de contar con un oído súper dotado que le ayuda a prever los diferentes ataques a los que se puede encontrar. Su fuerza es producto de años de ejercicio forzado y del instinto de supervivencia que ha tenido desde que tiene uso de razón por su linaje.

Spoiler:

Descripción Psicológica:
Anaïs es una chica introvertida, toda la coraza que se puede apreciar es solamente la protección que utiliza para evitar que le hagan daño, y le es muy difícil confiar en la gente (sobre todo en otros elfos), se podría decir que desconfía hasta del mismo viento que acaricia su rostro en las mañanas. Pero toda esa timidez queda en el olvido en cuanto se encuentra en una misión para la Orden, puede hacer hablar al informante más receloso o incluso parecer una chica de “caderas inquietas” que sonríe y hace bromas para conseguir el objetivo que le han impuesto. Es curiosa con lo relacionado a otras creencias pues desde chica le fueron enseñados los principios básicos de la adoración a la Dama que han sido ampliados desde que fue iniciada en la Orden. Independiente en su máxima expresión le cuesta mucho hacer misiones en conjunto y siempre tiene la sensación que los demás participantes están ahí únicamente para hacerle perder puntos en la lucha por un ascenso (cosa ya de por sí difícil por el hecho de ser mujer) y hace hasta lo imposible por lograr lo que los demás se muestran renuentes a hacer.

Armas/Habilidades:
Lleva siempre a la cintura a su espada Thenidiel (élfico para verdad) que maneja con ambas manos aunque es mucho mejor su destreza con la derecha. También tiene un par de dagas que mantiene ocultas: una en su muslo derecho y otra debajo de su bota izquierda, que en caso de peligro puede desenfundar con relativa facilidad para defenderse a corto alcance. Propio de la herencia de su madre cuenta con un agudo sentido del oído y de la vista lo que le ayuda a planear combates a distancia para sorprender al enemigo o en lugares donde hay poca visibilidad.

Historia:
Para conocer la historia de Anaïs es necesario primero conocer la historia de sus padres, que aunque empezaron por extremos contrarios al final llegaron a juntarse de tal forma que ella llegó a este mundo.
Su madre era una de las elfas de la isla de Vlanderiel que se han dedicado durante mucho tiempo a resguardar los bosques de las talas excesivas conducidas por los mortales, siempre recelosa de todo aquello que no fuera parte de su raza jamás pensó que llegaría el día en el que un encuentro cercano con un soldado común fuera a darle un giro de 180° a lo que tenía aprendido.

Su padre era un soldado humano de la ciudad de Trinacria, nada del otro mundo hasta que fue asignado a la isla de Valanderiel para tratar de evitar que surgiera un conflicto mucho más amargo con los elfos. Al estar persiguiendo a unos leñadores que se adentraban en el bosque tratando de no ser vistos cayó en una zanja, rompiéndose ambas piernas y con su espada hundida en un costado, si no moría desangrado seguramente alguno de los animales salvajes se encargaría de convertirlo en un festín.

Es en ese momento cuando ambas historias se entrelazan, después de encargarse de los leñadores que querían hacerle daño a su casa, la madre de Anaïs escuchó los gemidos que provenían de la zanja y entre el lodo y la sangre pudo distinguir un par de ojos azules que se abrían y cerraban como pidiendo ayuda. Aún cuando estaba consciente que se trataba de un humano y que posiblemente se metería en bastantes apuros no pudo más que sentir lástima y llevarlo a la aldea para curarlo. Quién le iba a decir que con el contacto constante se daría cuenta que ese humano era diferente a lo que había escuchado y que empezaba a sentir algo que no era fácil de explicar (al menos para ella que era todo razón). Las heridas del soldado se curaron en el mismo momento en el que la mujer entendió el porqué del nerviosismo que sentía al estar cerca de él y del desamparo que la agobiaba al tener que separarse.
El soldado había temido el momento en el que al estar curado tuviera que separarse de la mujer pues habían llegado a un entendimiento que iba mucho más allá de la lengua: habían comparado cultura y se había quedado maravillado ante el gran conocimiento que tenía la chica pues, aunque su físico fuera el de una mujer joven en sus ojos se podían observar muchos más años de experiencia que le daban un aire que el hombre no podía ignorar. Y estaba tan maravillado ante los cuidados de la mujer, y la forma de vida tan diferente a lo que estaba acostumbrado le pidió que se casaran y que si bien de inmediato notó que no era bienvenido (al menos no por completo en la aldea) se esforzó lo más que pudo para no convertirse en una carga sino en una ayuda para los elfos aunque sabía bastante bien que cualquier cosa que les pudiera decir ellos la habían descubierto hace bastante con sus dotes de observación.

Al pasar de los años y fruto del matrimonio nació la pequeña Anaïs, desde el inicio de su vida fue el centro de atención de los bosques pues no era muy común que hubiera alguien como ella que decidiera quedarse en la aldea sin sentir el llamado de su lado humano. Al ser observada siempre y juzgada con dureza por los ancianos de la aldea (estigma que la ha ayudado a esforzarse siempre el doble que los demás) aprendió con rapidez a defenderse, usando los pobres conocimientos de su padre y puliéndolos con las enseñanzas de otros elfos que estaban dispuestos a probarle que nunca llegaría al mismo nivel que ellos. Con lo que no contaban es con la rígida disciplina a la que ella misma se sometía, entrenaba a escondidas y en cualquier rato libre que pudiera porque aunque sabía que al no ser una elfa de sangre pura siempre habría alguien mejor que ella, era esa mezcla de su sangre la que lograba que pudiera aprecias las cosas de manera diferente; por desgracia esos pensamientos normalmente se quedaban atrapados en su mente pues ninguno de los jóvenes de su edad deseaban tenerla cerca. Eso hizo que se volviera tímida e introvertida pues aún cuando deseara decir las cosas no había nadie que le prestara sus oídos lo que también la volvió un poco insegura de sus ideas.

Nadie sabría que todo eso cambiaría en el momento en que sintió un llamado, en uno de los días que le tocaba estar de guardia en el bosque. Era una noche tranquila, al parecer los leñadores habían decidido entrar por otra parte al bosque pues no creía que hubieran desistido de su intento de talar todos los árboles. Pero fue en esa noche estrellada con el silencio absoluto del bosque cuando escuchó la voz de una mujer, muy suave en el tono pero con un deje de seriedad y autoritarismo que solamente había escuchado en la voz de las otras elfas cuando le daban instrucciones, pero en su corazón supo que esta voz era de una mujer totalmente diferente.
Su padre siempre le había inculcado el respeto por “La Dama” y había aprendido un par de oraciones y cosas muy básicas de la religión que profesaba, pues aunque bombardeaba a su padre con preguntas el pobre hombre no era tan conocedor como se esperaba; solamente le había dicho que “La Dama” era quien había librado al hombre del mal y que se encargaba de dar luz y verdad a todos como camino hacia un mundo mejor.

Cuando escuchó el “Sígueme..” supo de inmediato quien era la que le estaba llamando y en ese momento sin siquiera avisar a su madre tomó el camino hacia la Isla de Rhylia para involucrarse por completo en la Orden y aceptar el llamado de la Dama a proteger su palabra de la oscuridad que desea poseer a los corazones humanos. El trayecto fue bastante difícil, acostumbrada al trato de otros elfos como si fuera una persona de menor “calidad” se encontró de inmediato con el recelo de los demás habitantes de Valanderiel y después con la curiosidad de los encargados de la isla de Rhylia que no creían que alguien que conocía tan poco de las “escrituras” hubiera sido en verdad llamado por la Dama, por lo que a pesar de aparentar unos 13 años fue aceptada como Iniciada en la Espada, pasando rápidamente por su empeño a Escudera sorprendiendo a los que la habían conocido con solo llegar. Desde ahí las cosas no fueron fáciles pues aún cuando demostraba gran capacidad de aprendizaje (tanto en lo relacionado con la religión como con las artes propias de los caballeros) su sexo era siempre un gran problema y cuando se acercaba la ceremonia de ascensión siempre era dejada atrás, lo que poco a poco empezó a llenarla de resentimiento a los demás e hizo que se encerrara cada vez más en su propia mente.

Hasta el momento lleva algunos meses como Paladín y aunque sabe que el siguiente paso le va a costar mucho más trabajo se sigue esforzando llevando un alto porcentaje de misiones cumplidas de forma más que aceptable y con un continuo entrenamiento para que llegado el momento en el que tenga que responder a sus superiores estos no encuentren ninguna clase de ‘pero’ para seguir evitando su crecimiento como miembro de la Orden.

Anaïs no se considera erudita en lo relacionado con la Dama, al contrario está más que consciente que tiene mucho que aprender, pero sigue al pie de la letra los diferentes lineamientos que la doctrina ofrece aunque de la misma forma hay algo en su interior que hace que siente una curiosidad (que bien podría ser considerada malsana por otros miembros) hacia las “sectas” que se encuentran por todo el Archipiélago; aunque cada vez se tope con menos personas a las cuales interrogar dado el puño de acero con el que se desenvuelve Lady Amaraia en esas cuestiones. Pero no por eso desaprovecha cualquier oportunidad que se le presente (por supuesto que sin poner en riesgo la misión si se encuentra en una) de tratar de conocer el porqué existen otras doctrinas y en qué se diferencian de la propia, llevando un diario de comparación del que no puede hablar con nadie y que siempre lleva consigo, pues aunque cayera en malas manos les sería casi imposible descifrar la mezcla de élfico, común y palabras inventadas que utiliza para no meterse en problemas.

Debo decir que me ha encantado este nuevo personaje tuyo, pero no se si quiero cruzarme con ella... una fanática??? *tiembla* casi que mejor no

Bueno, genial el personaje y la historia

Ey, esta chica me gusta. En un sentido a nivel psicologico puede parecerse un poco a este mi Kirill (aunque el NO sea introvertido). La historia también está interesante, y con ella aprendemos más del personaje... el cual al menos siente curiosidad por saber como son las otras religiones.

A ver si un día nos cruzamos.

Ya te dije lo que me parecía, pero lo repito... me encanta ^^
Además es semielfa! Nos vamos a llevar bien ^^

Graxas!! vamos katt no creo que sea tan mala jeje
Y si espero interpretar con ustedes que me quedé a medias de disfrutarlos en el pasado

Dura por fuera y vulnerable por dentro. Me gustó mucho este personaje.

Ayy que linda!! me encanta!!!

Y no sé si me la quiero cruzar