Schlachtung, El Sastrecillo

Nombre del personaje: Schlachtung, "El Sastrecillo"

Raza: Ex-Humano; Gusano que Camina

Edad: 98

Profesión: Nigromante

Descripción Física:

Los hermanos se preparaban para entrar en la pequeña posada de uno de los villorios de Thialir, cuando un vagabundo, jorobado y que caminaba de forma extraña les salió al encuentro.

Llevaba un túnica sucio, y una capa ajada por el tiempo con capucha, que junto a su deformidad, ocultaban su rostro. Sus ropas estaban llenas de agujeros y el olor que desprendía era nauseabundo. En la mano, llevaba una caja, material de limpiabotas.

"¿Lustre para sus zapatos señor?" -dijo el hombre... Un escalofrío recorrió la espalda de la mujer, y antes de que pudiera pensar siquiera; el mundo se congeló a su alrededor. Todo había quedado quieto, completamente congelado como en una pintura.

Los aguzados sentidos de la joven, junto a su instrucción mágica detectaron que algo fallaba. Aquel hombre no era lo que aparentaba ser. Había algo extraño, siniestro en aquel tipo. Cuanto más se fijaba en ellas, sus facciones eran aún más extrañas.

Cuanto más miraban el rostro suave de aquel hombre, más repugnante les parecía su suavidad. No pestañeaba, y su color era demasiado parecido al de la cera. Por último, llegaron a la plena convicción de que aquello no era un rostro sino una máscara confeccionada con diabólica habilidad.

Un nuevos escalofrío recorrió sus espinas dorsales.

La máscara se desprendió, cayendo y rodando por el suelo. Inmediatamente, la cera se fundió y el charco desapareció en una neblina negruzca.

Frente a ellos, se alzaba una criatura humanoide, conformada por una masa bullente de gusanos.

El horror se dibujó en el rostro de su hermanastro.

Se dice que el espíritu que se ha vendido al demonio no se apresura a abandonar la envoltura de la carne, sino que ceba e instruye al mismo Gusano que Roe, hasta que de la corrupción brota una vida espantosa, y las criaturas que se alimentan de la carroña de la tierra aumentan solapadamente para hostigaría, y se hacen monstruosas para infestarla. Excavadas son, secretamente, inmensas galerías donde debían bastar los poros de la tierra, y han aprendido a caminar unas criaturas que sólo deberían arrastrarse...

Imagen:

Descripción Psicológica:

"Mucho después de que El Reino caiga, y que los Ducados hayan luchado consumiéndose y se hayan difuminado en la oscuridad... nosotros seguiremos aquí, como siempre ha sido. Y estaremos sentados en nuestro trono. Eso, Braum, es mi idea de Victoria" - el sastrecillo se movió alrededor de su obra inconclusa aún. Sus ágiles dedos conjuraban los arcanos necesarios para que el hilo mágico se asiera con fuerza sobre la carne no-muerta.

"¿Sabes que soy, Braum? Soy un perro que corre detrás de los carruajes. ¡No sabría que hacer si alcanzara uno!" -gritó con excitación agitando sus dedos conformados por gusanos. ¿Sabes? Actúo sin pensar... - añadió a continuación, contemplando su obra. "El reino tiene planes, los Ducados tienen planes, la Cábala de la Torre tiene planes... ellos... maquinan. Maquinan para controlar sus pequeños e insignificantes mundos. Yo no maquino. Intento enseñarles a los que maquinan lo... pateeeetico... que es que intenten controlarlo todo. Sólo hago lo que mejor se hacer. Tomo los planes y les doy la vuelta" -con soberbia habilidad, comenzó a conjurar un hechizo sobre el cráneo de su obra.

¿Sábes que he notado? A nadie le entra el pánico cuando todo va según lo previsto... Aunque lo previsto sea terriiiible... Que cientos de miles de hombres mueran en batalla, o que un barco con su tripulación sea enviado a pique... no tiene repercusión, porque todo iría según lo previsto. Pero si insinuara que un simple... Duque va a morir... entonces... ¡la gente se vuelve loca! - agito sus manos de manera nerviosa y descontrolada.

"Instaura una pequeña anarquía, altera el orden establecido y comenzará a reinar el Caos... Soy un agente del Caos... y ¿sabes que tiene el Caos? Que es justo..." -su creación estaba resultando impresionante a todas vista.

"El caos no es un pozo, mi pequeño... es una escalera. Muchos que intentan escalarla caen para nunca intentarlo de nuevo. La caida los quiebra. Algunos tienen la oportunidad de subir; se aferran al reino, o a los dioses, o al amor. Solo la escalera es real. El ascenso es lo único que hay" - el Sastrecillo dio un par de pasos atrás para revisar con perspectiva su labor. Estaba en un momento de inspiración, dejando fluir la más pura esencia de su arte.

Aclaración de intenciones:

Armas: El Sastrecillo porta un cayado con el que se apoya al caminar y una bolsa con utensilios de sastre con los encantamientos que necesita para Su Arte. Para todo lo demás cuenta con la inestimable ayuda de Braum. Un constructo no-muerto, fabricado por él mismo, con retales de distintos cadáveres que posee una fuerza inhumana y aguanta una cantidad de daño obsceno, que actúa como su guardaespaldas.

Habilidades:

El Sastrecillo es un maestro de Su Arte. Un poderoso mago nigromante en el sentido más estricto de la palabra. Es especialista en la creación de Golems de Carne, así como en la Transmigración de Almas.

Mediante un complicado ritual nigromántico, alteró la naturaleza misma de su ser transformándose en Gusano que Camina. Un Gusano que Camina es la memoria maligna de un lanzador de conjuros cuya voluntad y personalidad han  sobrevivido a la disolución de su cuerpo y se han transferido al enjambre de gusanos que devoraron su cuerpo. Repugnante y espantoso de contemplar, está compuesto por cientos de gusanos y lombrices que se retuercen y agitan constantemente mientras, de alguna manera, mantiene una forma vagamente humanoide. Normalmente se disfraza cuando abandona su guarida.  Su conciencia está en los ciegos gusanos sin mente que devoraron su carne muerta, permitiéndole volver a caminar con un nuevo aspecto.

Si se encuentra gravemente amenazado, puede Descorporeizarse, que consiste en caer en un montón de gusanos individuales que se deslizan rápidamente alejándose, enterrándose en la tierra, deslizándose a través de agujeros entre las paredes o escapando de modo sibilinos similares. Mientras alguna de la sabandijas sobreviva, podrá reproducirse y crear un nuevo cuerpo para albergar la inteligencia y personalidad del mago. Es una táctica peligrosa, porque una vez separadas, las sabandijas, son como cualquier otra sabandija...

Atributos:

1- Inteligencia
2- Habilidad
3- Astucia
4- Carisma
5- Voluntad
6- Constitución física

Historia:

La ramita yesquera se deslizó por el brazo de la mecedora hasta inflamarse con un ligero crujido que no podía compararse con el de la chimenea que iluminaba la habitación. A continuación, inició su lento ascenso hasta la pipa de espuma de mar con extrema precaución para que su tenue llama no se extinguiera. El anciano dio un par de profundas caladas bajo la atenta mirada de los dos niños que miraban sin perder detalle.

El hombre se aclaró la voz un par de veces con una tos ronca y afectada mientras volutas de humo escapaban entre sus labios. Alzó la vista hacia los dos pares de ojos que esperaban su historia desde la alfombra a sus pies.

- Hoy debo contaros una historia muy importante – dijo al fin el anciano.

- Abuelo, yo ya soy demasiado mayor para cuentos. – objetó el mayor de los hermanos, aunque siempre escuchaba a escondidas las historias que le contaban a su hermano menor – Entro en La Academia este año.

El viento invernal, azotaba inmisericorde la casa haciendo incesante el repiqueteo de las ventanas. El carnaval hacía días que había concluido y como indicaban las fechas... había poco que celebrar. Eran tiempos de carestía.

- Lo sé. Seguro que el Director cuidará de tí. Es amigo mío. Pero esto es algo diferente. No será un cuento, se trata de la Verdad.

Ambos niños compartieron una mirada de asombro. En todos los años que su abuelo había trabajado como Inquisidor, nunca había desvelado nada sobre las Verdades que conocía. Sin embargo, llevaba un par de semanas extremadamente comunicativo.

- Ya sabemos lo que es la magia. Mamá la usa a diario.

- Solemos verla, llamarla, usarla… pero no sabemos lo que realmente es.

Un acusado ataque de tos interrumpió el discurso del anciano. Mientras trataba de recuperar el aliento, hizo un gesto para que los pequeños se pusieran cómodos. Iba a comenzar la historia.

- Lo primero que debéis entender es que todas las personas están formadas por tres partes. El cuerpo que es lo que contiene todo el ser. Es el recipiente que llenamos con lo todo lo que somos. El alma, que es lo que nos da nuestra inteligencia, nuestra forma de ser y la que se encarga de llamar a la magia. Y ésa es la tercera parte, la magia misma. Eso es lo que nos da la chispa de vida. Incluso los carentes del Don, poseen magia en su interior pero es mucho más débil y por ello no viven tanto como nosotros. Su alma es incapaz de llamar a tanta magia como para que puedan usarla.

Ambos hermanos miraban con extrañeza a su abuelo sin entender a donde quería llegar. Aquella afirmación parecía totalmente fuera de lugar para un amante de la Pureza de La Dama. Sin embargo, ninguno de los dos se atrevió a interrumpirlo.

-  Cuando una persona muere, todo debe volver al lugar que le corresponde. El cuerpo vuelve al polvo donde pertenece. El alma, bueno, en realidad es todo un misterio a donde va… - una ronca risotada interrumpió el discurso. El hombre siempre reía al usar la palabra “Misterio” – Y la magia vuelve al mundo, lista para continuar con el ciclo de la vida. Pero no siempre funciona así. A veces, el ciclo queda incompleto. Hay almas con una voluntad tan fuerte que se niegan a abandonar el mundo y permanecen como fantasmas. Casi todo el mundo conoce este hecho gracias a los espectros del Acantilado del Muerto... pero hay algo que nadie conoce. La magia puede hacer algo parecido. A veces, un gran poder extraña tanto su cuerpo que se niega a volver al ciclo y permanece anclado en el mundo, como si de un fantasma se tratase.

La curiosidad del pequeño no pudo contenerse por más tiempo e interrumpió el monólogo con una impulsiva pregunta con la más genuina inocencia.

- Si el alma de los que no tienen Don, no pueden atraer casi magia, ¿Hay almas que no pueden atraer ninguna?

- Sí, las hay. – el rostro del anciano se ensombreció. - Cuando un alma que no tiene la capacidad de atraer magia entra en un cuerpo, se produce una terrible aberración. El cuerpo posee inteligencia y voluntad pero carece de la chispa de la vida. Desde entonces el único objetivo del ente es alimentarse de la vida y la energía de las otras criaturas dejando tan solo frío y desolación. Su mayor ansia en el mundo consiste en robar un alma para poder obtener la magia que tanto anhelan. Así surgieron las Sombras.

El mayor de ambos, siguiendo la línea de su hermano y dando gracias por la interrupción plateó una segunda hipótesis.

- ¿Y un cuerpo sin alma?

- Sin un alma, el cuerpo nunca tendría magia y por tanto vida. A no ser que un mago le entregara parte de su magia. Entonces tendríamos un no-muerto. Pero no deberíamos de hablar de temas tan escabrosos antes de comer.

Un ataque de tos más violento incluso que el anterior atenazó el pecho del viejo. Guardó su pañuelo con un gesto rápido y lóbrego. Tardó varios segundos en recuperar el aliento lo suficiente como para poder dirigirles un par de palabras a sus nietos.

- Bajad al sótano y traedme mi agua de fuego. Necesito un trago. Mañana será un día complicado y triste. – concluyó mientras le dirigía una mirada llena de melancolía. Acalló al mayor con un gesto de la mano antes de que articulara palabra alguna. – No más preguntas por hoy. Ninguna más. Acompaña a tu hermano.

Los niños se alejaron en silencio hacia el sótano.

Una vez los niños descendieron las escaleras, el anciano tomó su rosario; con voz ronca y pulso firme, ejecutó su salva de conjuros.

-¡Scutum! ¡Discutere! ¡Labyrinthus! ¡Repellio! -el esfuerzo había dejado al Inefable sin resuello. Otro ataque de tos, le hizo caer postrado de rodillas. Tranquilos pequeños míos, sólo vienen a por mi...

El sonido de las armas y los fuegos de la Cábala de la Torre inundaron la  aldea. El pánico cundió entre la población, salvo, para la única persona a la que iba dirigida el ataque...

Otros:

Conforme avanzaba, la madera de la escalera crujía suavemente bajo su peso. Llegó al rellano, el piso inferior aparentaba tener aún peor aspecto que el superior. Los ojos tuvieron que acostumbrarse a la escasa luz y a aquel hedor ocre que le invadía las fosas nasales, llevándole casi al borde de la fatiga.

Entonces, algo en el aire, metálico, le advirtió sobre la verdadera naturaleza de aquel hedor... cadáver y posiblemente por la peste... más de uno. Terminó de bajar los escalones que le quedaban y llegó al piso inferior. El hedor se extendía por toda la planta, era aún más asqueroso y nauseabundo que en la planta inferior.

Escuchó un leve crujido, procedente de la izquierda. Toda la planta estaba hecho un auténtico asco y cada paso hacía que su estómago se rebelara, con ganas de hacerle expulsar hasta la primera papilla. Pero, se mantuvo firme.

Pasó por delante de dos habitaciones, cadáveres apilados, con miembros cortados y parcialmente mutilados aguardaban en aquellos cubículos sin puertas... Entonces, una ténue luz, llamó su atención.

Al fondo del pasillo, era una pequeño resplandor, incandescente, que se iluminó levemente durante un segundo y tras esa luz, atisbó cómo los pasos se acercaban a él...

La figura caminaba por el pasillo en su dirección, cuando el mago, trató de conjurar. Una ráfaga de rayos inundó la distancia que les separaba. Pudo observar, como un grupo de almas gimientes, se arremolinaron alrededor del Nigromante, interponiéndose entre su hechizo y su oponente.

Las almas recibieron el impacto de la energía mágica de los rayos del hechizo, deflectando el efecto nocivo que infligían.

La figura se acercó un poco más y enarboló su varita contra él, que sintió como su cuerpo se volvía rígido y duro. El instante en el que su cuerpo era incapaz de moverse, resultó agobiante. El suelo estaba pegajoso y apestaba. El hedor era insoportable y se acentuaba con la cercanía de aquella "cosa", por llamarlo de alguna manera.

Él pudo intuir lo que parecía una figura humanoide. Caminaba de forma extraña, con una prominente joraba...

"Dime quien eres y esto acabará rápido" -prometió el "hombre" mientras apuntaba con su varita al desconocido que osaba profanar su santuario, su taller, su fábrica...

El sastrecillo dio una larga e intensa calada a la pipa que tenía en la mano, antes de retirar la varita que leapuntaba de forma amenazadora. "Yo de ti... apartaría la mano de esa puta arma si no quieres que te la guarde, vía rectal y luego cosa el agujero" -amenazó el sastre... y, no parecía una amenaza vana, parecía muy capaz de intentarlo.

Los ojos del sastre eran de un auténtico chiflado, alguien que había dejado atrás la cordura hace muchos años atrás. Nadie en su sano juicio viviría en un sitio como aquel, con cadáveres putrefactos y miembros amputados por doquier. El hedor era realmente insoportable y él trataba de mantener la compostura.

"Esto no es lo convenido. No voy a tratar mis asuntos con un chiquilicuatre. Si tu jefe, quiere seguir haciendo negocios, que envíe a alguien a mi altura o que se olvide del trato. Tengo más postores interesados en mi arte" - pronunció el hombre, dando una nueva calada a su pipa...

Hablarás conmigo

Las palabras sonaron firmes. Él no iba a revelar su identidad, pero tampoco iba a tolerar tal insulto por parte de aquel hombre.

Miraba con tranquilidad al sastrecillo, sin mostrarse en ningún momento repugnado por su presencia (que lo estaba) o rabioso (que también lo estaba). Únicamente lo contemplaba como quien contempla un objeto de estudio singular, algo extraño y particular.

Vengo con autoridad para hablar en nombre de El Credo, gilipollas. Si eres tan estúpido y pedante de creerte por encima de mí o de cualquiera que la orden pudiera enviar a hablar contigo, entonces tampoco a nosotros nos interesa tu arte. Supongo que puedes considerar todos los tratos que hayas hecho completamente revocados, y cualquier acuerdo que pudieras tener también.

El sastrecillo esbozó por primera vez una sonrisa en toda la conversación. Mejor que no lo hubiera hecho. Los dientes de aquella cosa, tenían un color pardo, entre amarillento y negruzco. Habían sido afilados de manera antinatural, para hacer aún más repulsivo su aspecto.

"Ahora si estoy hablando con el contacto que esperaba, y no el chupapollas que parecías en un principio" - el "hombre" se giró sin perderle de vista, dandole espalda. Parecía bastante seguro y confiado con las protecciones de su refugio.

"Sigueme al taller, te mostraré mi arte. Espero que la orden quede gratamente complacida" -dijo el "hombre" en un tono mucho más distentido, como si hubiera comprobado que realmente se trataba del contacto que esperaba.

El hombrecillo, caminó por el pasillo hasta llegar a una puerta que parecía que estaba a punto de caerse. Introdujo una llave en la cerradura, aunque un leve soplido, parecía suficiente para dejarla caer. él pudo ver de soslayo que la llave no era normal y corriente, tenía inscritas en ella, runas; en concreto, identificó la runa abrir y viaje.

Sus ojos, entrenados y acostumbrados a tratar con los misterios del mundo mágico, notaron el débil halo mágico que desprendía, tras introducir la llave en ella.

El sastrecillo, entró primero y desapareció una milésima de segundo. La realidad que conformaba el espacio dentro de la puerta, parecía una gelatina ligeramente traslúcida. Al otro lado, el "hombre" le aguardaba.

Así me gusta.

Sin dudarlo un solo segundo, él esbozó una sonrisa complacida.

Seguía inquietándole tremendamente aquel hombre, pero… no dudó.

Dio un paso al frente, se internó en la sustancia gelatinosa y siguió a su oscuro anfitrión en el turbio tour de force por el que estaba siendo guiado. Atravesó el portal y sintió como varios chasquidos mágicos saltaron a su paso.

Era un mago experto y reconoció los diversos efectos. El primero de ellos, producido por una de las runas, fue un hechizo de disipación.  El segundo de los efectos fue el esperado traslador. Varias runas refulgieron hasta el borde de desatar sus poderes, pero, no llegaron a activarse.

Él, tardó un instante en que sus ojos se adaptaran a la escasa luz. El ambiente era menos opresivo y el olor aunque intenso era menos nauseabundo. Cuando sus ojos se habituaron, pudo contemplar una enorme sala, del tamaño de un salón de baile, llena de figuras humanas. Un pequeño ejército, en formación, permanecía en pie, inamovible como estatuas. Cuando fijó su atención más sobre ellos; percibió que no se trataban de estatuas, sino de no-muertos.

Lejos de ser no-muertos normales; el cuerpo de los mismos estaba compuesto a partir de trozos de distintos seres; un conglomerado de miembros cosidos mágicamente, sobre robustos troncos que soportaran una increíble antes de ser destruídos.

"He seguido las especificaciones, pero me he tomado la libertad de realizar unas "leves" mejoras de diseño" -dijo el sastrecillo, tras dar una calada a su pipa.

Él, giró sobre sí mismo hasta quedar encarando al hombre que le había llevado a aquel repugnante lugar. Él mismo era un nigromante experimentado y veterano, y había jugado con la muerte en más de una ocasión. Conocía perfectamente las características de los no-muertos, y, seguramente, sería capaz de mantener con aquel hombre una conversación de igual a igual en el tema.

-¿Y bien? –preguntó, mirándole con la ceja enarcada.

Toda aquella floritura era totalmente innecesaria; podía contemplar perfectamente el pérfido ejército de cadáveres animados que prontamente pasarían a estar a disposición de El Credo. Al parecer, era algo más competente de lo que él, hubiese esperado a la hora de hacer negocios.

-¿Cuáles son las mejoras? ¿Y cuál es el precio?

"Vayamos por partes" - dijo el sastrecillo con una sonrisa sádica en su rostro. Como si aquel chiste malo y macabro fuera una broma divertida. Mostró de nuevo esa sonrisa grotesca con sus dientes antinaturalmente afilados.

"Te muestro la mercancía; la pruebas, y si te gusta, discutimos el precio..."-comentó aquella cosa semejante a un hombre y antes de que él pudiera replicar, gritó: ¡Braum!".

Los no-muertos se movieron al unísono, abriendo una brecha en su formación. Un pasillo del que surgió una criatura de unos tres metros y medio de altura, que rozaba el techo con su cabezota. Se trataba de otro de esos no-muertos, pero a diferencia del resto, no estaba hecha con trozos de humanos; sino de algo peor...

La base sobre la que había sido construída, era un enorme semigigante. Uno de sus miembros del tren superior, el izquierdo, había sido modificado y su mano era una enorme pinza similar a la de un cangrejo. En su mano derecha portaba un enorme garrote acabado con lo que parecían tres vigas de metal, oxidadas y retorcidas... Placas de exoequeleto, recubrían como una armadura natural, las zonas "vitales" de la criatura no muerta. La criatura caminaba de forma lenta, emitiendo chasquidos por el roce de las placas óseas al entrechocar.

Los puntos no "vitales" de aquella cosa, tenían un color plateado pero ligeramente ennegrecido. Parecía como si hubieran cosido sobre la piel del no-muerto, piel de otra criatura. Era un autentico engendro, surgido de quién sabe que oscuro infierno. Había que estar realmente muy alejado de la cordura, para idear algo semejante.

El sastrecillo le miró a los ojos, y con un chasquido de sus dedos desollados, todos los no-muertos se repleglaron apiñándose contra la pared en una compacta formación. El "artista" dio un par de pasos atrás. "Puedes empezar cuando desees..."-dijo arrastrando las sílabas y dando otra obscena calada a su pipa...

Era asqueroso.

De hecho, a él se le revolvió el estómago ante la contemplación del engendro. Jodidamente asqueroso. Asqueroso, de hecho, era un término que se quedaba corto ante las sensaciones que producía en el nigromante aquel infame ser.

Braum, se llamaba. Braum… Una sonrisa se dibujó en sus labios. Lo que está muerto no puede volver a morir.

Sí, era asqueroso. Sí, era desagradable. Pero también había obedecido las órdenes del Sastrecillo sin detenerse un solo segundo a pensarlo. Era un asqueroso y desagradable soldado que obedecería también de manera ciega a El Credo.

Y si su poder se probaba útil… bueno, entonces sería justo lo que los caballeros negros necesitaban. El arma perfecta, una preparación más para una guerra inminente y necesaria.

-Bien –comentó, mientras tomaba su arma y la agitó en el aire-. Probemos

El combate fue brutal, despiadado y sin cuartel. Él, uso sus mejores hechizos y el arma que portaba. Contempló, boquiabierto, cómo la más terrible de sus maldiciones  se disipaba sin haber dado muerte definitiva  a la criatura que tenía delante. En un acto reflejo, estuvo a punto de conjurar una vez más y volver a intentarlo, ya por orgullo, por la sensación de no sentirse abrumado y derrotado tan pronto, pero finalmente la bajó al tiempo que se encogía de hombros.

Viró hacia el Sastrecillo, abandonando la intención combativa. Al menos, pensó, le había aguantado a semejante mole en pie. Era una criatura ciertamente interesante, y muy útil.

-"Bienvenido a bordo" –le dijo al Sastrecillo.

Él, extendió la mano hacia su nuevo hermano.

Nota:

No me he leído el personaje, pero me gustaría dejar aquí este mensaje para cuando lo vea una persona (Ella sabe quien es) que en cierta ocasión me dijo que el nombre de mi personaje era muy complicado.

Spoiler:

Ficha de Pj finalizada. Quedo a la espera de revisión. Perdón por el tochopost. Espero que os resulte interesante.

Un saludo!

Bueno, habiéndome leído la ficha, sólo darte el visto bueno y esperar que alguien lo secunde para que puedas empezar. Bienvenido a Jaspia

Tiene también mi visto bueno ^^ Ya quiero ver a este personaje roleando!

Me gustó la forma de presentar la ficha y el personaje... oscuramente fascinante. Tiene mi aprobación.