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Nimué

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Mensaje por Nimué 17/04/15, 07:39 am

Nimué

Raza: Tuan Dalyr

Edad: 17 años (52 años humanos)

Descripción Física: A pesar de su cambiante aspecto, Nimué prefiere mantener sus rasgos naturales en la medida de lo posible. Es algo pequeña para su edad, alcanzando apenas los tres pies de altura y poco más de 100 libras de peso. A pesar del largo tiempo que suele pasar bajo la luz del sol, su piel es bastante pálida.

Su cabello es de color castaño claro, ondulado y largo hasta poco más de los hombros. Suele llevarlo recogido en una cola, especialmente cuando "sale de caza". Tiene los ojos grandes y almendrados, de color miel. Una mirada dulce y curiosa y una amplia sonrisa suelen brillar en su rostro cubierto de pecas.

Descripción Psicológica: Terriblemente inocente y curiosa, Nimué desconoce casi totalmente lo que ocurre en todo Jaspia. Le encanta jugar y correr por el bosque. Debido a su ignorancia, es bastante confiada y no dudará en acercarse a un desconocido tan solo para saciar su curiosidad.

Tiene un carácter alegre y sonrisa fácil aunque desde la muerte de su madre adoptiva, se muestra más proclive a entristecerse con facilidad. Aquello unido a la facilidad con la que puede enfadarse (aunque sea poco más que una rabieta infantil) hace que tenga un ánimo bastante cambiante.

Armas: No suele portar ninguna aunque sabe manejar la lanza con soltura.

Habilidades:


  • Lengua de la vida: Aunque es incapaz de hablar el idioma de los animales, Nimué puede entender lo que éstos quieren decirle e incluso comunicarse con ellos a grandes rasgos. Tan solo puede transmitir ideas senciallas aunque comprende todo lo que los animales le dicen.
  • Instinto salvaje: Nimué puede alterar su cuerpo para obtener habilidades o incluso la anatomía de cualquier animal. Sin embargo, a diferencia de los Cambiantes (raza de la que desciende) no puede convertirse en un animal. Por tanto, puede obtener las garras de un tigre, el olfato de un lobo o las alas de un ave pero debe mantener al menos en parte su forma humana.


Atributos:


1- Habilidad
2- Constitución física
3- Astucia
4- Voluntad
5- Inteligencia
6- Carisma

Historia: “El agua golpeaba con fuerza la quilla del barco, ensordeciendo de manera inevitable a Nimué que miraba el mar enfurecido desde el interior de una celda bajo la cubierta. Mientras tanto, la anciana Mada dormitaba febrilmente sobre un jergón de paja húmeda y sucia.

La chica había logrado aflojar varios tablones del casco, un solo golpe con suficiente fuerza aplicada sería suficiente para soltarlos y crear una vía de escape. Sin embargo, ambas seguían allí. Presas en la bodega de unos simples bucaneros.

Ellas habían estado viviendo solas en una isla desierta, aisladas del mundo exterior desde el nacimiento de la joven hacía casi un siglo. Aproximadamente la duración de la infancia de la chica. Para Mada, la crianza de Nimué había sido el trabajo de toda una vida mas todo había cambiado con la llegada de aquellos piratas.

Tras una batalla naval cuyas repercusiones no habían calculado bien, los corsarios se habían visto obligados a fondear en la costa más cercana. La desgracia fue que eligieron el islote donde vivía la singular pareja. Nimué nunca había visto un barco real. De hecho, nunca había conocido a ningún humano salvo a la propia Mada. Su ignorancia y curiosidad habían conducido a la captura de ambas.

La Tuan Dalyr bajó la mirada hacia la anciana, no sin cierto remordimiento. La piel de la joven se había cubierto de un fino y compacto plumaje que la aislaba del agua y el frío desde que había empezado la tormenta. Durante las frías noches, su cuerpo se cubría de una gruesa capa de pelo que la ayudaba a mantener el calor. No obstante, la mujer no tenía aquella capacidad. La edad, las malas condiciones de la celda, la sed y el hambre habían hecho mella en su ya delicada salud.

Entre el rugido de las olas apenas podía adivinarse el silbido de la respiración de la anciana que dormitaba febril. Nimué la sujetaba para evitar que rodara sin control por las violentas sacudidas de la nave.


- Cachorrita… - llamó la anciana con un hilo de voz quebrada. – Ven.

- Estoy aquí, madre. No hables. Debes reservar fuerzas. – respondió la chica acariciándole la frente húmeda y fría.

- Debo decirte algo y dudo que me queden fuerzas para contártelo más tarde. – sentenció Mada.

La chica abrió la boca para replicar pero apenas pudo ahogar un sollozo. Sabía que aquellas palabras eran ciertas. Los temblores que agitaban el cuerpo de la anciana eran terribles e incluso en las horas más cálidas del mediodía lograba entrar en calor. Se consumía lentamente en sus brazos y la tempestuosa tormenta bastaría para apagar su frágil llama. Nimué asintió en silencio tratando de aguantar las lágrimas.


- Cariño, aunque yo siempre te he querido con toda mi alma, no eres mi hija. Para saber lo que te espera en el mundo al que vas, tienes que entender tu origen. Lejos de la isla donde vivíamos existe una isla donde las fatas y las hadas viven alejadas de casi toda influencia externa. Allí es donde habitan los seres de los que desciendes: Los Cambiantes. Son espíritus de la naturaleza capaces de adoptar la forma de cualquiera animal. – un trueno brutal interrumpió el discurso de la anciana que aprovechó para recuperar el resuello – Tu verdadera madre viajó a aquel mágico lugar con la esperanza de que la magia de las ninfas fuera capaz de aliviar su mal. Había tratado innumerables veces engendrar un hijo sin éxito hasta el punto de que su esposo la había abandonado. Aunque me aterraba internarme en tierras de las hadas, acompañé a tu madre que era prácticamente una hermana para mí. Sin proponérnoslo, con encontramos con tu gente.
En cuanto la vio, tu padre se quedó prendado de tu madre. No tenían nombres en la lengua de los humanos pero todos llamaban a tu padre Cuervo. Nos dieron asilo en aquella tierra tan hostil para aquellos que la desconocen. Nos acogieron y alimentaron. Pasamos más de una luna en su compañía casi sin darnos cuenta aunque claramente la mayoría de los miembros de la manada nos despreciaban. Sin embargo, Cuervo siempre lograba apaciguar los ánimos para permitirnos continuar allí. Fue entonces cuando ocurrió el milagro. Al parecer, tu madre no era yerma. Llevaba en sus entrañas a la hija de Cuervo.

Tú.

Los cambiantes nos alejaron de su campamento pero nos prohibieron alejarnos. Se reunieron en lo que ellos denominaban una Corte de Otoño. Dos noches más tarde. Cuervo entró en nuestra tienda de campaña. La Corte había decidido que la mezcla de sangres era una abominación y debía ser eliminada. Tu madre sería sacrificada para acabar contigo.

Con la ayuda de tu padre logramos escapar. Sin embargo, aquella traición acabó costándole la vida. Viajamos como polizones en varios barcos tratando desesperadamente ocultar nuestro rastro a ojos de los Cambiantes. Al final, acabamos en la isla donde viste por primera vez el mundo. Los penurias de los viajes fueron demasiado para tu madre y la pobre no logró sobrevivir al parto. En su lecho de muerte, mientras yo te sostenía ensangrentada en mi regazo, le prometí que cuidaría de ti como si fueras de mi sangre. Y eso he hecho hasta hoy, el día de mi muerte.


Nimué dejó que las lágrimas corrieran libremente por sus mejillas. Estaba tan absorta con las palabras de Mada que apenas se estaba percatando de como la vida escapaba del cuerpo que tenía entre sus brazos.

- No… - dijo la joven – Ma… Madre. ¡Quédate conmigo! ¡Madre!

Al oír cómo la llamaba sin renegar de ella, una sonrisa se dibujó en los labios de Mada y el último suspiro abandonó su pecho. Nimué lloró desconsolada mientras la tormenta y el mar cubrían sus gritos de angustia y odio. Ahora no quedaba nada para ella en aquel barco. La chica llamó a la fuerza de un toro y cargó contra el casco del barco. Las maderas que había preparado durante días cedieron a su acometida. Sin permitir que aquella fuerza la abandonara, arrancó las cadenas que ataban el único catre que había en su celda. Las ató a los pies del cuerpo que descansaba inerte, azotado por el vaivén de las olas y lo lanzó al mar. Aquellos indeseables no tendrían su cuerpo.

Tras esto, cerró los ojos y se lanzó al mar. Antes de tocar el agua, unas branquias se habían materializado en su cuello y sus extremidades se habían palmeado. Sin embargo, la furia de la tormenta sobrepasaba las capacidades de la joven y una ola enorme la golpeó contra el propio casco del barco pirata, haciéndole perder el conocimiento.

Despertó de repente sobresaltada. Hacía un rato que estaba fuera del agua y no estaba usando sus pulmones. Tomó una larga bocanada de aire y abrió los ojos lentamente. Unos ojos amarillentos la miraban con curiosidad en la playa. Se trataba de un apuesto y locuaz grippli llamado Zweich…


El anfibio tomó un largo sorbo de su copa bajo la atenta mirada de la chica que sonreía con un deje de tristeza empañando su mirada.

- ¿Y cómo acaba esa historia? – preguntó Nimué sabedora de que era la suya propia. – ¿Son felices para siempre?

- Aún quedan demasiados capítulos de esa historia, cachorra.

La chica rio con sus palabras. La “cachorra” le triplicaba en altura y edad pero la diminuta criatura usaba el término siempre para tranquilizarla como había hecho su madre.
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Mensaje por Sophitia 17/04/15, 08:30 am

Hola Nimué! ^^ Es una ficha muy linda, no tengo nada para agregarle.

Espero que alguno de los Moderadores/Colaboradores/Administradores pase entre hoy o mañana para decir algo y sino ya la aprobamos sin mas ^^
Sophitia
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Mensaje por Cyrian 17/04/15, 10:25 am

Como diría nuestro querido Lohengrin, doy mi Nihil Obstat, y puedes comenzar cuando quieras. Feliz estancia en el archipiélago
Cyrian
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Mensaje por Lisandot 17/04/15, 03:19 pm

Lindo personaje y estupenda ficha. Tiene también mi aprobación.
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